Volviendo a las entrevistas de Shirley Rebuffo, presentamos la obra de la artista venezolana, residente en Estados Unidos, Roxa Smith. Un intenso colorido, pinturas de transitan desde los exteriores a los interiores, y la naturaleza en forma de animales y plantas como elementos complementarios de esos entornos profusa e intrincadamente decorados.
Les presentamos una selección cronológica de su obra y un cuestionario en profundidad en el que Roxa nos revela claves de su evolución artística y proceso creativo.
Returning to Shirley Rebuffo's interviews, we present the work of the Venezuelan artist, resident in the United States, Roxa Smith. Intense color, paintings of transition from exteriors to interiors, and nature in the form of animals and plants as complementary elements of these profusely and intricately decorated environments.
Here we have a chronological selection of her work and an in-depth questionnaire in which Roxa reveals keys to her artistic evolution and creative process.
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Roxa Smith
(Caracas, Venezuela)
en EE.UU./ at USA
Roxa Smith entre sus pinturas / among her paintings
Roxa Smith nació y creció en Caracas, Venezuela. Llegó a los EE. UU. en su adolescencia y asistió al Bowdoin College en Brunswick, Maine, donde obtuvo una licenciatura en Historia del Arte y Alemán con especialización en Artes Visuales en 1984. Posteriormente recibió un Certificado de Posgrado en Bellas Artes de la Universidad de California, Santa Cruz en 1987.
En California participó activamente en un grupo de pintores al aire libre liderados por Lundy Siegrist y Terry St. John, uno de los pintores al aire libre originales del Área de la Bahía de la década de 1970. Ser parte de este grupo consolidó su amor por la pintura y, en particular, por la pintura de paisajes, en la que se centró hasta que se mudó a la ciudad de Nueva York en 1991.
En la década de 1990 la ciudad de Nueva York no era la ciudad visualmente hermosa que es hoy. Sin inspiración para pintar el paisaje de la ciudad de Nueva York, Smith se dedicó a pintar los interiores de la gente, que estaban llenos de vida y color. A lo largo de los años Smith trabajó en una variedad de otros temas, como animales en interiores, paisajes mentales, juguetes y robots. Sin embargo el amor de Smith por interpretar la vida contemporánea cotidiana siempre ha sido el ancla de su arte. Además de pintar, Smith también ha explorado el collage de papel utilizando temas de sillas y bicicletas. Desde la pandemia, Smith ha seguido reinterpretando escenas interiores contemporáneas centrándose en particular en plantas y sillas. Sus coloridas pinturas han evolucionado hasta convertirse en reconsideraciones familiares e idiosincrásicas del espacio donde los patrones y los detalles reinan de forma suprema.
Smith ha realizado múltiples exposiciones individuales y en compañía de otros artistas. Ha recibido una variedad de premios, residencias y becas. En 2022 fue premiada como artista de la semana en la revista online: Epicenter-NYC. En 2021 recibió el premio The Walter J. and Anna H. Burchan Trust Memorial en la 86ª Exposición Anual de Arte con Jurado en Cooperstown, Nueva York. Ese mismo año el Vermont Studio Center le otorgó una Beca de Artista. En 2017 fue finalista de una comisión de Arte y Diseño de la Autoridad de Transporte Metropolitano (MTA) (Brooklyn, Nueva York). En 2013 recibió la prestigiosa Beca Basil Alkazi de la Fundación para las Artes de Nueva York (NYFA) en el Sheldon Museo en Lincoln, Nebraska. En 2012, Smith recibió una beca en pintura de la NYFA, un año después de recibir una subvención para asistir al programa Boot camp de la NYFA 'El artista como emprendedor', en 2011.
Se ha publicado sobre Smith en muchas revistas y periódicos. Está representada por C24Gallery, en Chelsea, Nueva York.
"Las montañas en los Andes / The Mountains in Los Andes, Venezuela"
Óleo sobre lienzo / oil on canvas, 20" x 24", 1986
Entrevista de Shirley Rebuffo
Shirley Rebuffo: ¿Cómo surgió tu pasión por la pintura?
Roxa Smith: Crecí en un hogar muy creativo. Mi madre era artista comercial de formación y escultora, diseñadora y arquitecta aficionada. Nos animó a mis hermanos y a mí a dibujar y pintar en proyectos y juegos caseros. Nací y crecí en Venezuela. Cuando éramos jóvenes, mis padres nos llevaron a viajar por toda Venezuela y nos expusieron a su rico arte de los pueblos e iglesias coloniales, así como al arte indígena y popular del pueblo venezolano. Estoy segura de que el color y la calidad naif de mi trabajo provienen de la influencia de esos primeros años.
Terminé la secundaria y la universidad en Estados Unidos. Allí tomé algunas clases formales de arte, pero en realidad fueron las clases de historia del arte que tomé en Bowdoin College las que hicieron que me apasionara el arte. Me gradué con una licenciatura en Historia del Arte y Alemán con mención en Artes Visuales. Después de graduarme pasé un año en la ciudad de Nueva York siguiendo diferentes carreras artísticas, pero las encontré insatisfactorias. Me sentí abrumada y deprimida por la ciudad y fui a visitar a mi hermana a Santa Cruz, California. Allí me uní a un grupo de pintura al aire libre dirigido por Lundy Siegriest y Terry St. John, uno de los pintores al aire libre originales del Área en la Bahía de la década de 1970. Unirme a este grupo renovó mi amor por la pintura. Comencé a pintar a diario, al aire libre y en el estudio. Desarrollé amistades cercanas con artistas y eventualmente comencé a asistir a clases de arte en la Universidad de Santa Cruz (UCSC). Esto fue a finales de los años 1980. La UCSC fue una gran escuela para pintores y grabadores.
En 1987 asistí al programa de posgrado de quinto año en la UCSC. Los profesores y colegas que conocí en la USC me inspiraron, moldearon mi ética de trabajo y me dieron la fuerza para buscar una vida como artista. Hubo un profesor, Hardy Hanson, jefe del departamento de arte de la UCSC, que tuvo un profundo efecto en mi trabajo. Él me inculcó muchas de mis prácticas artísticas. Por ejemplo, me dijo que fuera paciente con mi proceso, que no tomara atajos al terminar una pieza, que no buscara respuestas fáciles y que me involucrara constantemente con mi trabajo e hiciera preguntas. A menudo pienso en sus consejos.
"Costa de Santa Cruz / Sancta Cruz Coastline", óleo sobre lienzo / oil on canvas, 24" x 30", 1987
"Un santuario para los sueños / A Sanctuary For Dreams"
Óleo sobre lienzo / oil on canvas, 60" x 64", 1999
SR: Has sufrido varios cambios de paisaje debido a tus varias mudanzas y constantes viajes. ¿Cómo ha influido eso en cómo ves la vida y cómo la transfieres desde la paleta al lienzo?
RS: Mi viaje artístico ha sido un reflejo de los muchos lugares y entornos en los que he vivido. Si bien mi educación latinoamericana y mis clases de arte en Bowdoin College me inspiraron, fue en Santa Cruz [California] donde realmente comenzó mi carrera artística. Primero, me enamoré de la pintura a través del proyecto Pintores al aire libre. Luego estudiar en la Universidad de Santa Cruz (UCSC) solidificó mi pasión artística. Fue en Santa Cruz donde establecí una práctica artística diaria. En aquella época, pintaba principalmente por observación. Mis pinturas eran paisajes llenos de luz y colores de casas de Santa Cruz y pueblos costeros del Área de la Bahía. Me centré en capturar la luz, el color y la vida del norte de California a través de la pintura. Esto duró hasta el final de mi estancia en la Universidad de Santa Cruz.
Siendo una artista joven, quería explorar diferentes estilos y medios, así que después de graduarme del Programa de Quinto Año en la UCSC, comencé a experimentar con la pintura abstracta. Pinté gruesas piezas de empaste sobre cajas y marcos de madera usando malla de alambre, óleos, barras oleosas y arena. Mis piezas a menudo incluían figuras parecidas a cadáveres pintadas en azules y marrones oscuros. Durante este tiempo, la mayoría de mis amigos y mi comunidad artística se habían ido de Santa Cruz y me sentí aislada y sola. Mis pinturas reflejaban mi estado de ánimo.
Después de dos años decidí volver a pintar desde la observación. Mi paleta inmediatamente se volvió brillante y llena de luz. Sabía que me había reconectado conmigo misma. Al mismo tiempo decidí dejar Santa Cruz y regresar a la ciudad de Nueva York. El traslado de Santa Cruz también coincidió con dos acontecimientos fundamentales que guiaron mi brújula artística; primero, la retrospectiva de Matisse en la National Gallery de Washington DC (1989), que despertó mi pasión por los interiores, y segundo, un viaje europeo de ocho meses que inspiró numerosos cuadernos de bocetos y me brindó experiencias que me enriquecerían para toda la vida.
Regresar a la ciudad de la que había huido marcó para mí un paso atrevido. A principios de la década de 1990, la ciudad de Nueva York era una mezcla de peligro y dinamismo. En medio de su atractivo áspero, compartí una antigua funeraria de East Village con mi novia durante seis años transformadores. En esta época exploré diversos estilos y temas. Hice una extensa serie de autorretratos vestida con trajes, dividiendo el lienzo en segmentos y, a menudo, ampliando partes del cuerpo para enfatizar. Estas pinturas eran audaces, a veces agresivas y con un tinte político.
Después de la serie de autorretratos, me embarqué en una extensa serie de pinturas a gran escala, de 127 x 152,4 cm, o incluso más grandes, que retratan animales alojados dentro de intrincados y dramáticos fondos interiores, que a menudo recuerdan entornos eclesiásticos o del Medio Oriente. Estas pinturas desentrañaron historias utilizando animales como metáforas humanas, trufadas con comentarios sociales y políticos. Paralelamente a estas dos series diferentes, realicé pinturas de tamaño mediano que capturaban escenas interiores familiares. El acto de pintar interiores se convirtió en un ancla para mi práctica mientras exploraba una variedad de otros temas.
"Cuero de vaca / Cowhide", óleo sobre lienzo / oil on canvas, 30" x 40", 1997
»Después de seis años de trabajar y vivir en la antigua funeraria, mi pareja y yo trasladamos nuestros estudios a un espacio compartido, que era un tercio del tamaño de nuestros estudios. Continué pintando animales en interiores, pero mis pinturas se hicieron más pequeñas en escala 41 x 50 cm. Este estudio sólo duró unos pocos años. Al final los precios de las propiedades inmobiliarias de la ciudad de Nueva York se dispararon y tuve que trasladar mi estudio a una esquina de nuestro apartamento de un dormitorio en Manhattan. En medio de esta transición, mis pinturas se redujeron de tamaño y mi tema cambió. Esta fase de estudio en casa desencadenó una serie de pequeñas pinturas en aguada sobre panel 20,3 x 25,4 cm, que representan juguetes y robots influenciados por una extensa colección de 1950-60 perteneciente a mi arrendador. También hice 30 pinturas en aguada sobre panel de 12,7 x 17,78 cm, inspiradas en interiores familiares. Esta vez la temática interior empezó a tener más importancia en mi práctica artística.
La serie de juguetes y robots decayó cuando encontré mi estudio actual en Greenpoint, Brooklyn. Con un nuevo espacio para expandirme más allá de mis pinturas de mesa, decidí ampliar mis miniaturas interiores hasta convertirlas en lienzos que tuvieran dimensiones a escala humana. Esta transición a lienzos más grandes condujo al surgimiento de pinturas más imaginativas, lo que me permitió experimentar con elementos como la profundidad tridimensional yuxtapuesta con planos llanos, patrones intrincados, ricos colores y detalles meticulosos. El cambio a esta escala ampliada marcó un momento crucial y desde entonces he dedicado gran parte de mi obra a crear pinturas de interiores a esta escala.
»En 2013, hice una residencia de dos semanas en el Vermont Studio Center en Johnson, Vermont. Decidí utilizar papel estampado y de colores para hacer collages de interiores y sillas. El trabajo de collage era más gráfico, abstracto e impredecible que la pintura. Estas dos semanas haciendo collages cambiaron mi enfoque de la pintura. De vuelta en el estudio, decidí impulsar la yuxtaposición de plano y profundidad en mis pinturas aún más de lo que había hecho anteriormente, y comencé a "cotejar metafóricamente" en mi trabajo otros elementos, que no pertenecen a los interiores reales. Mis nuevos interiores se convirtieron en "interiores inventados" alternando entre lugares reales que me inspiraron y espacios inventados llenos de imágenes simbólicas personales. Aquí es donde se desarrolla mi trabajo hoy. Mis pinturas son de espacios recreados e inventados, donde planos oscilantes presentan mundos familiares pero idiosincrásicos fuera de lugar.
"Fiesta oscura / Dark Party", óleo sobre lienzo / oil on canvas, 16" x 24", 1986
SR: Empezaste pintando al aire libre. ¿Cómo fue esa experiencia tan gratificante y poderosa?
RS: Cuando me mudé a Santa Cruz, California, desde la ciudad de Nueva York, me enamoré de la luz y la naturaleza del Área de la Bahía. El verano que me mudé allí tuve la suerte de encontrar un curso, "El Proyecto del Pintor", ofrecido por la Universidad de Santa Cruz, sobre pintura al aire libre. Nunca hubiera imaginado que estar en esta clase cambiaría mi vida de la forma en que lo hizo.
Pintar al aire libre renovó mi espíritu y me dio vida. Me encantó este proceso, desde buscar un lugar para pintar, instalar el caballete hasta lidiar con todos los elementos ambientales: el viento, el sol y el público. Fue emocionante tener una obra evolucionando in situ y regresar al lugar en el transcurso de unos días o semanas para terminarla. Era una forma de trabajar tan directa y casi urgente que requería concentración y determinación.
Durante el primer "Proyecto del Pintore", conocí a varios amigos de toda la vida. Uno de ellos era mi amigo William Steiger. Nos convertimos en un equipo de pintores al aire libre y pintamos cientos de escenas diferentes en la Bahía de Monterey, la Bahía de la Media Luna y la Bahía de San Francisco en California. En 1987 mi pareja, Rebecca Weinstein, y William, pasaron un mes en Venezuela pintando paisajes a lo largo de la Cordillera de los Andes. Fue un viaje y una experiencia que me hizo conectar con mi país de nacimiento de una manera muy diferente. Pintábamos en las calles de pequeños pueblos con decenas de niños y adultos rodeándonos mientras nos concentrábamos en nuestro trabajo.
La práctica de la pintura al aire libre jugó un papel crucial en la base de mi práctica artística. La importancia fue tal que integré la misma técnica cuando pinté las residencias de amigos y familiares en la ciudad de Nueva York.
Hoy en día ya no pinto al aire libre. No tengo la resistencia ni la paciencia para pararme frente a una escena y lidiar con los diferentes elementos ambientales del escenario. Utilizo bocetos y fotografías para registrar el lugar que quiero pintar.
"Huéspedes no invitados / Uninvited Guests", óleo sobre lienzo / oil on canvas, 18" x 21", 2004
"Estilo brasileño / Brazilian Flair", 5" x 7", aguada sobre panel / goauche on board, 2001
SR: El color de tu obra actual remite más al caribeño que al estadounidense. ¿Definirías tu estilo actual como "barroco moderno"?
RS: Mi afinidad por el color proviene de haber crecido en un país tropical. Al crecer en Venezuela, estuve inmersa en un mundo saturado de colores vibrantes, tanto en la ropa de las personas, en las calles, en la vegetación, como en el interior y exterior de las casas. Incluso la comida es colorida.
Nunca estudié teoría del color. Mi elección de colores es muy intuitiva. Curiosamente he observado una correlación llamativa: a medida que las noticias del mundo adquieren matices más oscuros y pesimistas, mis pinturas se vuelven más radiantes y vibrantes.
Creo que es interesante que me preguntes si categorizo mi obra como "barroco moderno". Puedo ver por qué podrías eso, ya que muchas de mis pinturas están llenas de detalles y patrones. Sin embargo, no clasificaría mi trabajo de esta manera porque no creo que mi arte actual encaje en ninguna categoría en particular.
"Confort, Estancia Santa Marina, Brasil / Comfort, Fazenda Santa Marina, Brazil"
Aguada sobre panel / goauche on board, 7" x 5", 2011
SR: Cuéntanos sobre tu estilo particular. ¿Cómo llegaste ahí? Además del color, en los interiores se aprecia una formación arquitectónica.
RS: He estado haciendo arte durante más de 3 décadas y he visto mucho arte a lo largo de mi vida. Estudié Historia del Arte Occidental en la universidad, viajé por Europa, India, Centro y Sudamérica y crecí en Venezuela. Todos estos factores ciertamente han afectado mi sensibilidad y gusto artístico.
Por supuesto ciertos artistas y mentores me influyeron profundamente al comienzo de mi carrera. Paul Cezanne, Henry Matisse y Vincent Van Gogh fueron quizás los primeros maestros que emulé en mi trabajo, pero fueron realmente los interiores de Pierre Bonnard los que me cautivaron. Me encanta cómo tradujo sus experiencias íntimas y cotidianas en lienzos llenos de color y luz. Henri Rousseau y Frida Kahlo jugaron un papel importante en la formación de mi vocabulario artístico. Me encanta la calidad naif y narrativa de su arte. También me han influido profundamente las sensibilidades de color y composición de Paul Klee, Paul Gaugin y Giorgio Morandi.
Cuando la gente me pide que describa mi trabajo, les digo que coloquen las obras de David Hockney, Matisse, Bonnard, Van Gogh y Frida Kahlo en una licuadora, espolvoreen un poco de arte popular y externo, y añadan un toque de arte en miniatura indio y persa a la mezcla, combine todos estos estilos y observe mi trabajo a través de un filtro de colores vibrantes. Esto le dará al espectador una idea de mi estilo.
Honestamente, no estoy casada con ningún estilo en particular. Tengo un vocabulario con el que trabajo, pero estoy abierto al cambio. Por ejemplo, recientemente he estado incorporando bordados en mis pinturas. Me gusta este ángulo, pero como soy nueva en esta práctica, necesito explorarla más a fondo y ver a dónde me lleva.
Considero que vivir en Nueva York y viajar son fuentes de inspiración. Además Internet, Instagram y las redes sociales, ciertamente me han informado sobre formas nuevas y diferentes de abordar el arte.
"Cuerno de la abundancia en Casa Hyder, México / Cornucopia in Casa Hyder, Mexico"
Aguada sobre panel / goauche on board, 5" x 7", 2021
SR: ¿Cómo es tu espacio de trabajo ideal? ¿Es ese tu taller actual?
RS: Mi estudio está en una habitación en el cuarto piso de un departamento de ferrocarril. Tengo mi propia entrada, separada del otro lado del apartamento, por lo que es mi espacio privado. Es una habitación larga y estrecha 3,36 x 7 m, dividida en dos por un tabique. Mi estudio está bañado de luz, especialmente en los meses de verano. Es tranquilo y privado, y para ser una habitación en un apartamento, es muy espacioso. Sin embargo, a pesar de sus virtudes, no llega a ser mi estudio ideal.
En mi visión, el estudio perfecto abarcaría al menos 152 metros cuadrados en una planta baja, rezumando mucha luz y excelente ventilación. Su diseño sería un gran cuadrado o rectángulo, con ventanas orientadas al norte, un tragaluz y un área al aire libre. Este espacio de trabajo de ensueño comprendería distintas secciones: una zona de pintura adornada con obras de arte y un espacioso caballete plegable horizontalmente, un espacio dedicado al collage y trabajos sobre papel, completado con un par de archivos planos, y otra sección especializada para artes con fibras. Las características esenciales, como un fregadero y un espacio de trabajo al aire libre, permitirían la experimentación con diversos materiales que requieren una mejor ventilación o espacio para diseminarse. En un entorno ideal, mi estudio estaría ubicado dentro de una vibrante comunidad de artistas, con un lugar de reunión compartido para interacciones comunitarias y comidas compartidas.
SR: ¿Cómo es tu ritmo de trabajo?
RS: Mi ritmo como pintora ha evolucionado significativamente. Cuando era pintora al aire libre, podía terminar un cuadro en unos pocos días. Sin embargo, mi enfoque ha cambiado desde entonces. Hoy en día mi proceso es mucho más complejo y requiere semanas o meses para completar una pintura, dependiendo de su tamaño y complejidad. Invierto un esfuerzo considerable en cada etapa de la pieza, desde la contemplación prolongada hasta la búsqueda de imágenes, bocetos y elaboración de detalles. Si bien las superficies de mis pinturas son delgadas, las aplico meticulosamente prestando mucha atención a la interacción de los bordes y el color. Mi objetivo final es crear una pieza llena de vida, color y bien elaborada.
"Único en su clase / One Of A Kind", aguada sobre panel / goauche on board, 7" x 5", 2012
"Sala de estar amarilla en Casa Huder, México / Yellow sitting room in Casa Hyder, Mexico"
Aguada sobre panel / goauche on board, 5" x 7", 2022
SR: Cuando afrontas una obra tienes un proyecto inicial, pero también dejas espacio a la espontaneidad y la improvisación. ¿Cómo es esa dinámica?
RS: A menudo hago cuadros más pequeños antes de embarcarme en otros más grandes. Usar las pinturas más pequeñas como estudios me da una plataforma desde la que empezar. Sin embargo, cada cuadro es una pieza nueva y no me gusta repetir cuadros, así que quiero que cada cuadro tenga su propio lenguaje. Muy a menudo, especialmente con mis piezas más grandes, el proceso es un poco doloroso porque requiere que tenga paciencia. Si alguna vez te has dejado crecer el pelo, llega un momento en el que el pelo se ve muy feo y quieres cortarlo, pero sabes que para tener el pelo largo hay que aguantar ese periodo. La pintura es así para mí. Hay muchos momentos en mi proceso, después de la emoción inicial del proyecto, en los que quiero tirar o alejarme de mis piezas. Siempre me sorprende que no sea así, y sigo trabajando duro hasta que empieza a hablarme. Cuando el cuadro empieza a tener un lenguaje propio, respondo a él. Aquí es cuando dejo de lado cualquier plan inicial y dejo que la pieza me guíe.
SR: Usas acrílico, collage. ¿Con qué técnica te sientes más cómoda?
RS: Me encanta pintar con aguada. Comencé a pintar con esta técnica cuando empecé a hacer mis interiores en miniatura. Pinto con aguada acrílica, por lo que está más cerca del acrílico que de la aguada tradicional. Es opaca y mate, como la aguada tradicional, y como el acrílico, es de secado rápido y resistente al agua una vez seco. Pinto sobre tableros de yeso con una imprimación específica y normalmente limito mis aguadas a una escala pequeña de 30,5 x 40,6 cm.
Pintar en acrílico es bastante nuevo para mí. Comencé como pintor al óleo, pero debido a diferentes circunstancias de la vida, comencé a utilizar cada vez más material a base de agua. Durante mucho tiempo usé óleos a base de agua, pero en los últimos años pasé a la pintura acrílica. Puedo lograr la intensidad del color que logré con el aceite, pero no me preocupo por los productos químicos ni necesito esperar a que se seque la pintura. Solía evitar los acrílicos por lo rápido que se secaban, pero a medida que aprendo sobre el medio, aprendo a trabajar con este elemento.
El collage todavía presenta sus desafíos. Todavía me siento un poco torpe con el medio, especialmente cuando pego papel sin dejar burbujas. No siento que haya dominado este aspecto del collage, pero cuanto más trabajo con el collage, más aprendo y descubro trucos del oficio.
Ahora estoy experimentando con el bordado en mis pinturas. No tengo experiencia en arte textil, por lo que esta es una experiencia y técnica nueva para mí. Estoy aprendiendo por mi cuenta mediante prueba y error, como lo he hecho con gran parte de mi trabajo.
"Robot engranaje / Gearobot", aguada sobre panel / goauche on board, 14" x 11", 2009
SR: ¿Qué significa para ti disfrutar de lo que haces?
RS: Mi esposa, Rubia do Pinho, a menudo bromea diciendo que el arte es mi número uno y ella mi número dos. No es exactamente cierto, pero hay un poco de verdad en su afirmación. Hacer arte, mirar arte y experimentar el arte me lleva a otro lugar. Pierdo el sentido del tiempo y del lugar. Muy pocas cosas en la vida tienen este poder sobre mí. Me encantan los momentos en los que estoy tan sincronizado con mi trabajo y tan perdido en el proceso que pierdo el sentido de mí mismo y soy uno con el proceso. Esto es más que simplemente disfrutar de lo que hago. Esto es pasión.
SR: ¿Dónde se separan la lógica y la experiencia?
RS: La lógica y la experiencia son formas distintas, pero interconectadas, de entender el mundo y, para mí, de abordar mi trabajo. La lógica se esfuerza por lograr la objetividad aferrándose a reglas de razonamiento establecidas. Por ejemplo, me baso en la lógica cuando pienso, hablo y analizo mi arte. Mi elección de tema, paleta y mi enfoque de las composiciones es subjetivo y se basa en la experiencia, las percepciones sensoriales y las emociones.
SR: ¿A la obra hay que amarla, enamorarse de ella, comprenderla y luego simplemente decir que está terminada?
RS: Hacer un trabajo significativo requiere amor, paciencia y un compromiso firme con el proceso. Si bien el amor por mi trabajo ciertamente alimenta mi creatividad, la fuerza impulsora radica en la dedicación inquebrantable para presentarme y esforzarme, día tras día. En mi opinión, el éxito se basa en un 1% de inspiración y un 99% de transpiración. Establecer una rutina, cumplir con un cronograma y perseverar a través de los desafíos son la base del progreso. Si bien inevitablemente ocurren contratiempos y momentos de duda, la pasión subyacente por el trabajo y la confianza en el proceso me sirven como guía. Cuando decido concluir un proyecto, aunque no esté totalmente enamorado de él, es porque he explorado a fondo las preguntas que planteaba. En última instancia, la fusión de dedicación, paciencia, fe y amor por el proceso me permite crear piezas que resuenan y cumplen con mi visión artística.
"Astronauta con perro / Spaceman With Dog", aguada sobre panel / goauche on board, 14" x 11", 2009
"Una reunión / A Gathering", óleo sobre lienzo / oil on canvas, 36" x 45", 2013
SR: Si pudieras transportarte a una época de la historia del arte, ¿adónde irías?
RS: Al contemplar la posibilidad de transportarme a un momento específico de la historia del arte, me resulta difícil identificar un período en el que las artistas mujeres realmente hayan recibido el nivel de reconocimiento y seriedad que se les ha otorgado a sus homólogos masculinos.
Aunque se están logrando avances, las mujeres todavía luchan contra una subrrepresentación y una subvaloración sustanciales en los ámbitos de los museos, galerías y casas de subastas. Tengo una visión optimista del futuro y creo que los esfuerzos artísticos de las mujeres serán reconocidos y celebrados con razón. Por lo tanto, como mujer artista, me gustaría transportarme 100 años al futuro y, con suerte, vivir en un mundo en el que las mujeres tengan una mayor presencia en las artes.
Sin embargo, si tuviera que transportarme al pasado como artista, optaría por ser hombre y gozar de una disposición financiera estable. Elegiría vivir en Francia a finales del siglo XIX, que abarcó la transición del impresionismo al posimpresionismo. Esta era dio origen a muchos de mis íconos artísticos, y si viviera en Francia en ese momento, me imagino formando conexiones con estas luminarias, participando en sus diálogos y compartiendo su viaje creativo.
SR: ¿Qué viene en el futuro? ¿Has pensado sobre ello?
RS: En un futuro próximo tendré que trasladarme a un nuevo estudio. Como cualquier artista sabe, se trata de un cambio sísmico. Si bien no tengo muchas ganas de buscar, empacar y mudarme, imagino este próximo cambio como una transformación positiva. Aceptar el cambio puede abrir caminos inesperados. Un nuevo entorno, un viaje diferente y una comunidad nueva podrían catalizar nuevas formas de pensar y crear.
Roxa Smith entre sus pinturas / among her paintings, 2023
Roxa Smith was born and raised in Caracas, Venezuela. She came to the US in her teens and attended Bowdoin College in Brunswick, Maine, earning a BA in 1984 in Art History and German with a minor in Visual Arts. She later received a Graduate Certificate in the Fine Arts from the University of California, Santa Cruz in 1987.
In California, she was an active participant of a group of 'plein-air' painters led by Lundy Siegrist and Terry St. John, one of the original Bay Area 'plein air' painters of the 1970s. Being part of this group cemented her love for painting and in particularly at that point in landscape painting, which she focused on until she moved to New York City in 1991.
In the 1990s, New York City was not the visually beautiful city it is today. Not inspired to paint the landscape of New York City, Smith turned to painting people's interiors, which were full of life and color. Over the course of years, Smith worked on a variety of other subject matter such as Animals in Interiors, Mindscapes and Toys and Robots. However, Smith's love for interpreting every day contemporary life has always anchored her art. Besides painting, Smith has also explored paper collage using the themes of chairs and bicycles. Since the pandemic, Smith has continued re-interpreting contemporary indoor scenes focusing in particular on plants and chairs. Her colorful paintings have evolved into familiar and idiosyncratic reconsiderations of space where patterns and details reign supreme.
Smith has had multiple solo and two-person shows. She has received a range of awards, residencies, and fellowships. In 2022, she was awarded artist of the week in the online magazine: Epicenter-NYC. In 2021, she received the The Walter J. and Anna H. Burchan Trust Memorial Prize at the 86th Annual Juried Art Exhibition in Cooperstown, NY. That same year, she was awarded an Artist Grant by the Vermont Studio Center. In 2017, Smith was a finalist for a Metropolitan Transportation Authority (MTA) Arts and Design commission (Brooklyn, New York.) In 2013, she was awarded the prestigious New York Foundation for the Arts (NYFA)-Basil Alkazi Fellowship at the Sheldon Museum in Lincoln, Nebraska. In 2012, Smith received a Fellowship in Painting from NYFA a year after receiving a grant to attend NYFA Boot camp: Artist as an Entrepreneur program in 2011.
Smith has been published in many magazines and newspapers. She is represented by C24Gallery, Chelsea, NY.
"Continuidad / Continuity", óleo sobre lienzo / oil on canvas, 30" x 40", 2011
Interview by Shirley Rebuffo
Shirley Rebuffo: How did your passion for painting come about?
Roxa Smith: I grew up in a very creative household. My mother was a commercial artist by training and an amateur sculptor/designer and architect. She encouraged my siblings and I to draw and paint in home projects and games. I was born and raised in Venezuela. When we were young, my parents took us traveling all over Venezuela and exposed us to its rich art of colonial towns and churches as well as to the indigenous and folk art of the Venezuelan people. I am sure that the color and the naïve quality of my work stems from the influence of those early years.
I finished high school and college in the US. There, I took some formal art classes, but it was really the art history classes I took at Bowdoin College that made me passionate about art. I graduated with a BA in Art History and German with a minor in Visual Arts. After graduation, I spent a year in New York City pursuing different art careers, but finding them unfulfilling. I felt overwhelmed and depressed by the city and left to visit my sister in Santa Cruz, California. There, I joined a group of plein-air lead by Lundy Siegriest and Terry St. John, one of the original Bay Area plein-air painters of the 1970’s. Joining this group renewed my love for painting. I began to paint daily, outdoors and in the studio. I developed close friendships with artists and eventually, I began attending art classes at the University of Santa Cruz (UCSC). This was in the late 1980’s. UCSC was a great school for painters and printmakers.
In 1987, I attended the Fifth Year Post Graduate program at UCSC. The teachers and colleagues I met at USC, inspired me, molded my work ethic and gave me the strength to pursue the life of an artist. There was one professor, Hardy Hanson, the head of the art department at UCSC, who had a profound effect on my work. He inculcated in me many of my artistic practices. For example, he told me to be patient with my process, to not take short cuts when finishing a piece, to not look for easy answers and to constantly engage with my work and ask questions. I often think of his advice.
"Mañana de domingo / Sunday Morning", óleo sobre lienzo / oil on canvas, 45" x 36", 2010
"Terraza acristalada / Sunroom In The Spring", óleo sobre lienzo / oil on canvas, 30" x 40", 2014
SR: You have undergone several landscape changes due to the various moves or your constant travels. How has that influenced how you see life and how you transfer it from the palette to the canvas?
RS: My artistic journey has been a reflection of the many places and environments I have lived in. While my Latin American upbringing and art classes at Bowdoin College inspired me, it was in Santa Cruz [California] where my artistic career really began. First, I fell in love with painting through the plain-air painters project. Then studying at the University of Santa Cruz (UCSC) solidified my artistic passion. It was in Santa Cruz where I established a daily art practice. At that time, I mostly painted from observation. My paintings were colorful light filled landscapes of Santa Cruz homes and Bay Area coastal towns. I was focused on capturing the light, color and life of northern California through painting. This lasted through the end of my time at the University of Santa Cruz.
Being a young artist, I wanted to explore different styles and mediums, so after graduating from the Fifth Year Program at UCSC, I began to experiment in abstract painting. I painted thick impasto pieces on boxes and wood frames using wire mesh, oil, oil sticks and sand. My pieces often included cadaver like figures painted in dark blues and browns. During this time, most of my friends and art community had left Santa Cruz and I felt isolated and lonely. My paintings reflected my mood.
After two years, I decided to go back to painting from observation. My palette immediately became bright and full of light. I knew I had reconnected to myself. At the same time, I decided to leave Santa Cruz and move back to New York City. The move from Santa Cruz also coincided with two pivotal events that guided my artistic compass; first, The Matisse retrospective at the National Gallery in Washington DC (1989), which kindled my passion for interiors and second, an eight-month European trip which inspired numerous sketchbooks and provided experiences that would enrich me for life.
Returning to the city I had run away from marked a daring move for me. In the early 1990s, New York City was a mix of danger and dynamism. Amid its gritty allure, I shared an East Village ex-funeral home with my girlfriend for six transformative years. At this time, I explored diverse styles and subjects. I made an extensive series of self-portraits clothed in costumes, breaking the canvas into segments, and often magnifying body parts for emphasis. These paintings were bold, at times aggressive and with a political overtone.
After the self-portrait series, I embarked on an extensive series of large scale paintings, 50x60” [127x152,4 cm] or even larger, portraying animals housed inside intricate dramatic interior backdrops, often reminiscent of ecclesiastical or Middle Eastern settings. These paintings unraveled stories using animals as human metaphors, infused with social and political commentary. Parallel to these two different series, I made mid-size paintings capturing familiar interior scenes. The act of painting interiors became an anchor to my practice while I explored a range of other subject matter.
"Conquista / Conquering", óleo sobre lienzo / oil on canvas, 40" x 30", 2015
»After six years of working and living at the ex-funeral home, my partner and I moved our studios to a shared space, which was a third of the size of our studios. I continued to paint animals in interiors, but my paintings became smaller in scale (16x20”) [40,64x50,8 cm]. This studio only lasted a few years. Eventually, the New York City real estate priced us out and I had to move my studio to a corner of our one bedroom Manhattan apartment. Amid this transition, my paintings shrunk in size and my subject matter shifted. This home studio phase sparked a series of small (8x10”) [20,32x25,4 cm] gouache on panel paintings featuring toys and robots influenced by an extensive 1950-60 collection belonging to my landlord. I also made 30, 5x7” [12,7x17,78 cm] gouache on panel paintings inspired by familiar interiors. This time, the interior subject matter started to have more importance in my artistic practice.
The toys and robots series waned when I found my current studio in Greenpoint, Brooklyn. With a newfound space to expand beyond my tabletop paintings, I decided to blow up my interior miniatures to canvases that had human scale dimensions. This transition to larger canvases led to the emergence of more imaginative paintings, allowing me to experiment with elements such as three-dimensional depth juxtaposed with flat planes, intricate patterns, rich colors, and meticulous detail. The shift to this expanded scale marked a pivotal moment and I have since dedicated a large part of my oeuvre to creating interior paintings at this scale.
»In 2013, I did a two-week residency at the Vermont Studio Center in Johnson, Vermont. I decided to use patterned and colored paper to make collages of interiors and chairs. Collage work was more graphic, abstract and unpredictable than painting. These two weeks making collages changed my approach to painting. Back in the studio, I decided to push the juxtaposition of flatness and depth in my paintings even more than I had previously done, and began to “metaphorically collage “other elements, not belonging to the actual interior, into my work. My new interiors became “invented interiors“ toggling between actual places that inspired me and invented spaces filled with personally symbolic imagery. This is where my work today exists. My paintings are of recreated and invented spaces, where oscillating planes present familiar, yet idiosyncratic off-kilter worlds.
"El explorador / The Explorer", óleo sobre panel / oil on canvas, 20" x 17", 2015
"Flower Power", óleo y acrílico sobre lienzo / oil and acrylic on canvas, 40" x 30", 2019
SR: You started with painting outdoors. How was that experience so rewarding and powerful
RS: When I moved to Santa Cruz, California from New York City, I fell in love with the light and nature of the Bay Area. I was lucky to find a course “The Painter’s Project,” offered by the University of Santa Cruz, in plein-air painting the summer I moved there. I would have never guessed that being in this class would change my life the way it did.
Painting outdoors renewed my spirit and gave me life. I loved the process of plein-air painting from scouting a place to paint, setting up the easel to dealing with all the environmental elements: wind, sun and the public. It was thrilling to have a work evolve on site and to return to the place over the course of a few days or weeks to finish it. It was such a direct and almost urgent way of working that required focus and grit.
During the first ‘Painters Project.’, I met several life long friends. One of them was my friend, William Steiger. We became an outdoor painter team and painted hundreds of different scenes throughout the Monterey Bay, Half Moon Bay and the San Francisco Bay Are in California. In 1987, my partner, Rebecca Weinstein and William spent one month in Venezuela painting landscapes throughout the Andes Mountains. It was a trip and experience that made me connect with my birth country in a very different way. We painted on the streets of little towns with dozens of children and adults circling us as we focused on our work.
The practice of plein-air painting played a crucial role in the foundation of my artistic practice. The significance was such that I integrated the same technique when I made paintings of friend’s and family members’ residences in New York City.
Today, I don’t paint plein-air painting anymore. I don’t have the stamina nor the patience to stand in front of a scene and deal with the different environmental elements of the setting. I use sketches and photographs to record the place I want to paint.
SR: The color of your current work refers more to the Caribbean than to the North American. Would you define your current style as “modern baroque”?
RS: My affinity for color comes from being raised in a tropical country. Growing up in Venezuela, I was immersed in a world saturated with vibrant colors- be it on people’s clothes, on the streets, in the vegetation or in the interior and exterior of homes. Even the food is colorful.
I never studied color theory. My choice of colors is very intuitive. Interestingly, I’ve observed a curious correlation: as the world’s news takes on darker and more pessimistic toners, my paintings become more radiant and vibrant.
I think it is interesting that you ask if I categorize my work as “modern baroque.” I can see why you would think that since many of my paintings are full of detail and pattern. However, I wouldn’t categorize my work this way because I don’t think art nowadays fits into any particular category.
"En reverencia / In Reverence", acrílico sobre lienzo / acrylic on canvas, 44" x 57", 2023
"Loopy Loft in Red", óleo sobre lienzo / oil on canvas, 30" x 40", 2018
SR: Tell us about your particular style. How did you get there? In addition to the color, an architectural formation of interiors is seen.
RS: I have been doing art for over 3 decades and have seen a lot of art in the course of my life. I studied Western Art History in College, traveled through Europe, India and Central and South America and was raised in Venezuela. All of these factors certainly have affected my sensibility and artistic taste.
Of course, certain artists and mentors deeply influenced me at the beginning of my career. Paul Cezanne, Henry Matisse and Vincent Van Gogh were perhaps the first masters I emulated in my work, but it was really Pierre Bonnard’s interiors that mesmerized me. I love how he translated his intimate and daily life experiences into canvases full of color and light. Henri Rousseau and Frida Kahlo played a large role in forming my artist vocabulary. I love the naïve and narrative quality in their art. I have also been deeply influenced by Paul Klee, Paul Gaugin and Giorgio Morandi ‘s sensibilities in color and compositions.
When people ask me to describe my work, I tell them to place David Hockney, Matisse, Bonnard, Van Gogh and Frida Kahlo’s work in a blender, sprinkle some folk and outsider art and add a touch of Indian and Persian miniature art to the mix, blend all these styles together and look at my work through a filter of vibrant color. This will give the viewer a glimpse into my style.
Honestly though, I am not married to any particular style. I have a vocabulary I work with, but I am open to change. For instance, I have recently been incorporating embroidery into my paintings. I like this angle, but since I am new to this practice, I need to explore it further and see where it will take me.
I find that living in NYC and traveling are a source of inspiration. Also, the internet, Instagram, and social media have certainly informed me of new and different ways of approaching art.
SR: What is your ideal workspace like? Is that your current workshop?
RS: My studio is in a room on the 4th floor of a railroad apartment. I have my own entrance, separate from the other side of the apartment, so it is my private space. It is a long and narrow room (11 feet by 23 feet) [3,36x7 m], which has a partition that divides it in two. My studio is bathed in light, especially in the summer months. It is quiet and private and for a room in an apartment, it is very spacious. Yet, despite its virtues, it falls short from my ideal studio.
In my vision, the perfect studio would span at least 500 square feet [152 square meter] on the ground floor, exuding ample light and excellent ventilation. Its design would be a large square or rectangle, with north facing windows, a skylight, and an accompanying outdoor area. This dream workspace would comprise distinct sections: a painting zone adorned with artworks and a spacious, horizontally folding easel; a dedicated space for collage and works on paper, complete with a couple of flat files; and another section specialized for fiber arts. Essential features like a slop sink and an outdoor workstation would accommodate experimentation with various materials that require improved ventilation or room to spread out. In an ideal setting, my studio would be nestled within a vibrant artist community, featuring a shared gathering spot for communal interactions and shared meals.
"Inadvertido / Oblivious", acrílico sobre lienzo / acrylic on canvas, 48" x 40", 2023
"Refugio / Refuge", acrílico sobre lienzo / acrylic on canvas, 44" x 56", 2022
SR: How is your work rate?
RS: My pace as a painter has evolved significantly. When I was a plein-air painter, I could finish a painting in a few days. However, my approach has since shifted. Nowadays, my process is much more intricate requiring weeks to months to complete a painting, depending on its size and complexity. I invest considerable effort in every stage of the piece from extended contemplation to researching for images, sketching and working out details. While the surfaces of my paintings are thin, I apply them meticulously paying close attention to the interplay of edges and color. My ultimate goal is to create a piece that is full of life, color and well crafted.
SR: When you face a work you have an initial project, but you also leave room for the spontaneous and improvisation. How is that dynamic?
RS: I often do smaller paintings before I embark on larger ones. Using the smaller paintings as studies, gives me a platform to start off from. However, every painting is a new piece, and I don’t like to repeat paintings, so I want every painting to have its own language. Quite often, especially with my larger pieces, the process is a bit painful because it requires that I be patient with the process. If you have ever let you hair grow out, there is a moment where the hair looks really ugly and you want to cut your hair, but you know that in order to get long hair, you need to endure that period. Painting is like that for me. There are a lot of moments in my process- after the initial excitement of the project, where I want to throw out or turn away from my pieces. I am always amazed that I don’t, and I just keep plugging away at the work until it begins to speak to me. When the painting begins to have a language of its own, I respond to it. This is when I let go of any initial plans and allow the piece to guide me.
SR: You use acrylic, collage. What technique do you feel most comfortable with?
RS: I love to paint in gouache. I began painting in gouache when I started doing my miniature interiors. I paint with Acrylic Gouache, so it is closer to acrylic than it is to traditional gouache. It is opaque and matte, like traditional gouache paint, and it is like acrylic in that is quick-drying and water resistant once dry. I paint on specifically primed gesso boards and usually limit my gouache paintings to small scale 30,5 x 40.6 cm.
Painting in acrylic is rather new for me. I began as an oil painter, but because of different life circumstances, I started to use more and more water-based material. For a long time, I used water-based oils, but in the last few years, I transitioned to acrylic painting. I can achieve the color vibrancy I achieved with oil, but not worry about chemicals or need to wait for the paint to dry. I used to shy away from acrylics because of how fast they dried, but as I learn about the medium, I am learning to work with this element.
Collage still presents its challenges. I still feel a bit clumsy with the medium especially when gluing paper down without leaving bubbles. I don’t feel I have mastered this aspect of collage, but the more I work with collage, the more I learn and discover tricks of thetrade.
I am now experimenting with embroidering into my paintings. I don’t have any background in textile art, so this is a new experience and technique for me. I am learning on my own through trial and error, much like I have done with a lot of my work.
"Abundancia / Abundance", acrílico sobre lienzo / acrylic on canvas, 40" x 30", 2022
"Renovación / Renewal", óleo y acrílico sobre lienzo / oil and acrylic on canvas, 40" x 30", 2022
SR: What does it mean to you to enjoy what you do?
RS: My wife, Rubia do Pinho, often jokes that art is my #1 and she is my #2. Not exactly true, but there is a little truth to her statement. Making art, looking at art and experiencing art takes me to another place. I lose sense of time and place. Very few things in life have this power over me. I love the moments when I am so in sync with my work and so lost in the process that I lose my sense of self and I am one with the process. This is more than just enjoying what I do. This is passion.
SR: Where do logic and experience separate?
RS: Logic and experience are distinct, but interconnected ways of understanding the world and for me, of approaching my work. Logic strives for objectivity by holding onto established rules of reasoning. For instance, I rely on logic when thinking, talking and analyzing my art. My choice of subject matter, palette and my approach to compositions is subjective and based on experience, sensory perceptions and emotions.
SR: To the work, do you have to love it, fall in love with it, understand it, and then just say that it is finished?
RS: Making meaningful work requires love, patience and a steadfast commitment to the process. While love for my work certainly fuels my creativity, the driving force lies in the unwavering dedication to show up and put in the effort, day after day. In my opinion, success is built upon the foundation of 1% inspiration and 99% perspiration. Establishing a routine, adhering to a schedule, and persevering through challenge are the basis of progress. While setbacks and moments of doubt inevitably occur, the underlying passion for the work and the trust in the process serve as my guiding lights. When I decide to conclude a project, even if I am not totally in love with it, it is because I’ve thoroughly explored the questions it posed. Ultimately, the fusion of dedication, patience, belief and love for the process allows me to craft pieces that resonate and fulfill my artistic vision.
"Ramo / Bouquet", acrílico y bordado sobre lienzo / acrylic and embroidery on canvas, 12" x 12", 2022
"Chicas espinosas / Prickly Girls"
Acrílico y bordado sobre lienzo / acrylic and embroidery on canvas, 12" x 12", 2022
SR: If you could transport yourself to a time in art history, where would you go?
RS: In contemplating the prospect of transporting myself to a specific time in art history, I find it challenging to pinpoint a period where women artists have truly received the level of recognition and gravitas that has been bestowed upon their male counterparts.
Although progress is being made, women still struggle with substantial underrepresentation and undervaluation within the realms of museums, galleries and auction house. I have an optimistic vision of the future and believe that women’s artistic endeavors will be rightfully acknowledged and celebrated. Therefore, as a woman artist, I would like to be transported 100 years into the future and hopefully, live in a world in which women have an enhanced presence in the arts.
However, if I were to transport myself back in time as an artist, I would opt to be a man and enjoy a stable financial disposition. I would choose to live in France during the late 19th century, which encompassed the transition from Impressionism to Post Impressionism. This era birthed many of my artistic icons, and were I to live in France then, I envision myself forming connections with these luminaries, participating in their dialogues, and sharing in their creative journey.
SR: What comes in the future? Have you thought about it?
RS: In the near future, I will have to relocate to a new studio. As any artist knows, this is a seismic shift. While I’m not looking forward to the search, packing and move, I envision this forthcoming change as a positive transformation. Embracing change can open unexpected avenues. New surroundings, a different commute and a fresh community could catalyze novel ways of thinking and creating.
Roxa con sus pinturas de fondo / with painting as background
Imágenes publicadas con autorización de la artista (¡Muchas gracias, Roxa!)
Images published here with artist's permission (Thanks a lot, Roxa!)
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Shirley Rebuffo es Licenciada en Bibliotecología y Archivología por la Escuela Universitaria de Bibliotecología y Ciencias Afines (Montevideo, Uruguay), Técnica en Museología por la Facultad de Humanidades y Ciencias (opción de Antropología), Objeto, símbolo y espacio en Curaduría. Museología Aplicada y Museología Social – Conceptos, técnicas y prácticas (Campo Grande, BR), Coaching (Campo Grande, BR), Planeamiento Estratégico (Campo Grande, BR), Especializada en libros de artista (Facultad de Humanidades y Ciencias, Uruguay), Periodista cultural (España) y estudiante de arte y pintura con el maestro Eduardo Espino.
Shirley Rebuffo has a Degree in Library Science and a Degree in Archivology by the Universitary School of Library and Related Sciences (Montevideo, Uruguay), Technician in Museology by the Faculty of Humanities and Sciences (Anthropology option), Object, Symbol and Spance in Curatorship Applied Museology and Social Museology - Concepts, Technics and Practice (Campo Grande, Brazil), Coaching (Campo Grande, Brazil), Strategic Planning (Campo Grande, Brazil), Specialized in Artists' Books (Faculty of Humanities and Sciences, Uruguay), Cultural Journalist (Spain), and Art and Painting student under Master Eduardo Espino.
J'ai vu son travail lors d'une exposition à New York, je pense que c'était plus tôt cette année, si je me souviens bien. C'est vraiment un plaisir de la rencontrer ici puisque son travail est spectaculaire. Elle a réussi une technique minutieuse, colorée mais dans les mesures exactes pour faire vivre un tableau, être là près de la cheminée, assise sur le canapé, prendre le thé. J'aimerais vivre dans certains de ses intérieurs. Félicitations pour l'entretien, il est réalisé avec un excellent fil conducteur, et les réponses sont très instructives sur la vie de l'artiste. Adrienne Leroy
ResponderEliminarCongratulations on the interview friend. Greetings Mary L.
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